Conforme íbamos todos saliendo de la oficina, se iba llenado la sala. Al principio era un murmullo. Sólo algunos hablaban. Pero fue aumentando el tono… Tanto que al final parecía WhatsApp.
Y si se parecía a WhatsApp, ¿por qué no utilizábamos lo que ya todos tenemos en el móvil?
Precisamente por eso. Porque WhatsApp está optimizado para su uso en móviles. Existe una versión web, pero no es independiente del móvil. De hecho necesita de éste para gestionar la comunicación. Y eso, en un entorno empresarial no es operativo.
Es importante contar con un software que permita la ejecución en cualquier ordenador de escritorio, o en móvil, pero sin depender de un número de teléfono. Y es aquí donde comienzan las diferencias de las plataformas de comunicación empresarial. Es necesario un identificador único, pero suele ser el email en vez del móvil.
- El email permite la gestión de usuarios y grupos conforme a las cuentas de correo de la empresa, por lo que es fácil que un administrador añade o elimine perfiles según se vayan sumando a la empresa
- El email permite además la independencia del dispositivo: Posibilidad de uso en navegador, en compilado multiplataforma, o en App de smartphone
Pero siendo esta una diferencia fundamental, no es la principal. De hecho todas las grandes plataformas de comunicación empresarial utilizan este enfoque y sólo algunas triunfan.
Es en la experiencia de usuario donde se marca la diferencia. Leyendo los comentarios de usuarios, se ve que el foco está precisamente en la usabilidad y no tanto en las funcionalidades que permiten.
Slack y sus canales
La gestión de los grupos, o canales en Slack, en entornos de trabajo es la gran diferencia frente al uso de Whatsapp.
Slack genera un espacio de trabajo, que puede ser asociado al entorno de una empresa. Un usuario puede participar a su vez en diferentes entornos de trabajo, pero los grupos y mensajes no se mezclan.
Y esto resulta muy funcional. Es más ordenado. El interfaz multi-columna permite además tener a los usuarios y canales a la izquierda de la pantalla, siempre visibles.
Incluso es posible visualizar una tercera columna con información contextual del canal en el que estamos trabajando. Usuarios que hay en el grupo, estadísticas, aplicaciones vinculadas, etc…
Al crear el espacio de trabajo se genera un canal llamado #general al que se asignan todos los usuarios, y puede funcionar como canal por defecto de las comunicaciones. A partir de ahí se generan grupos por temáticas, proyectos o temas de interés.
La única sensación rara, es precisamente la utilización del término “canal”. Estamos más habituados a “grupos” o “conversaciones”. No deja de ser extraño estar hablando en #general y para no saturar al personal decir… pasamos al canal #proyecto_xxx. Igual que en el mar con el protocolo de radiocomunicaciones que se emplea en la banda de FM. Todos escuchan en el canal 16 de avisos marítimos, y una vez se establece el contacto se pasan a cualquier otro canal de la banda FM.
Cuando salgamos de este confinamiento os recomendamos volver a sentir la sensación de un Walkie Talkie en un velero… Mientras tanto, y desde nuestros salones, Slack es una buena opción para mantenerse coordinado.